Tabaco: hacia un gran negocio inmobiliario

JUJUY
La producción tabacalera de Jujuy podría entrar en un callejón sin salida en el corto plazo. Al influjo de medidas del Gobierno nacional que claramente hostigan a la producción, el sector tabacalero se debate en una crisis originada por el bajo precio, el alto costo de producción y la quita del Fondo Especial del Tabaco. Aprovechando el escenario, la industria azucarera salteña ya suma para sí miles de hectáreas de Jujuy para producir caña que luego será transformada en azúcar y alcohol en la vecina provincia.


En este momento, la reconversión productiva apunta básicamente a migrar hacia la caña de azúcar, cultivo que por ahora tiene asegurado un mercado de comercialización y ofrece las garantías suficientes para tentar el cambio. De esta manera, los finqueros disminuirán drásticamente sus ganancias, pero salvarán su pellejo y los bienes que hoy corren serio riesgo de quedar bajo algún martillo de remate o en manos de sus acreedores a un precio vil.

Hasta acá la solución parece sencilla, pero la migración hacia la producción cañera dejará en el camino una dolorosa estela de sufrimiento que recaerá sobre miles de obreros que pasarán a engrosar las ya abultadas listas de desocupados de la provincia. Esto porque es sabido que la caña de azúcar emplea muy poca mano de obra en relación con el tabaco.

Pero el daño no se detendrá allí, a la par de que la caña de azúcar tiene un menor valor de mercado, gran parte de la producción irá a parar al trapiche del ingenio San Isidro, provincia de Salta, que avanza con su plan de expansión. No resulta sorprendente ver a los técnicos de la empresa salteña dando cátedra sobre las bondades del cultivo de la caña de azúcar sobre las mesas de café de Ciudad Perico.

Algunos aseguran que el ingenio más antiguo del país ofrece a los productores hacerse cargo en forma integral del cultivo, exigiendo a los productores tan sólo la preparación de la tierra para ese fin.

Según las instituciones tabacaleras, la disminución de la superficie plantada con tabaco rondó las mil quinientas hectáreas. Otros informes señalan que la cifra en realidad ronda las 3 mil. La realidad, muchos de esos terrenos ya fueron ganados por la caña de azúcar.

Ante este panorama, resulta incomprensible la resignación paulatina de los recursos del Fondo Especial del Tabaco, monto que ronda los 400 millones de pesos para la provincia de Jujuy, sin que el Gobierno provincial ni la Cámara del Tabaco, den muestras claras de que están haciendo algo concreto para ponerle límites al ajuste que el Gobierno nacional comenzó a desplegar en Jujuy. La alta presión impositiva y las constantes inspecciones de los agentes del Ministerio de Trabajo, buscando pelos en el huevo, son la prueba irrefutable de las intenciones del Gobierno de Cristina.

Mantener buenas relaciones con la presidenta aparece como objetivo excluyente del Gobierno provincial y en el mismo sentido, la institución tabacalera da muestras constantes del “noviazgo” que mantienen con el Gobierno provincial.

El panorama actual retrotrae a los años 30 del siglo pasado, cuando el Ejecutivo nacional, utilizando argumentos similares a los actuales, obligó a los agricultores jujeños a abandonar la producción vitivinícola, actividad que por ese entonces representaba una importante porción de la economía y era generadora de miles de puestos de trabajo.

Hoy, el sector tabacalero espera la llegada de unos 100 millones de pesos del FET y una cifra similar por el pago del porcentual que la Cooperativa adeuda a sus asociados por el tabaco entregado en la campaña actual.

Las inclemencias climáticas y el alto aumento de los costos de producción pasaron a ser una anécdota en comparación con el alto costo financiero que deben pagar los productores por la dilatada retención de los recursos del FET y la espera hasta la cancelación del tabaco entregado a la Cooperativa.

En la misma mesa donde se discutían los pros y las contras de uno y otro cultivo, un viejo productor tabacalero sentenció: “quieren hacer de la producción tabacalera un gran negocio inmobiliario, rematando las tierras de los que vamos quedando en el camino”, el silencio del resto de los productores fue el telón que puso fin a la reunión.

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