Brazil
Bajo la modalidad del secuestro exprés este grupo de mujeres capta a sus víctimas en centros comerciales de Sao Paulo para robarles las tarjetas de crédito. Se estima que operan desde hace tres años. En un solo secuestro gastaron cerca de 9 mil dólares
La Policía brasileña busca a un
grupo de mujeres jóvenes de clase media que durante meses seguían y
secuestraban a sus víctimas en los centros comerciales de Sao Paulo,
para luego robarles sus tarjetas de crédito.
"Una o dos hablan más de un
idioma, tienen cultura básica, algunas fueron al exterior a hacer
cursos", señaló Joaquim Dias Alves, jefe de la división antisecuestros
de la Policía Civil de Sao Paulo, a la cadena BBC Mundo.
Pero Alves aseguró que lo que
realmente hace este caso diferente de otros es el arma principal que la
organización delictiva emplea para cometer sus fechorías: la seducción.
"Son muchachas bonitas, realmente. Bien vestidas y maquilladas", agregó Alves.
En Brasil ya se las conoce como
la "banda de las rubias", por el color de cabello de la mayoría de sus
integrantes. El modus operandi es el secuestro al paso, que consiste
básicamente en buscar a mujeres solas, ricas y con similitudes físicas a
ellas en centros comerciales de las zonas sur y oeste de Sao Paulo.
"La víctima era elegida (para)
que tuviese las mismas características de las rubias", explicó el
investigador, y dijo que las delincuentes las seguían hasta el
estacionamiento del local y las obligaban con un arma a entrar a su
vehículo. Ahí les robaban sus objetos de valor, como documentos y
tarjetas de crédito con sus códigos de seguridad.
Mientras la víctima era llevada a
dar vueltas por la ciudad en su propio auto, otra integrante de la
banda se quedaba con las tarjetas y luego utilizaba sus encantos para
hacerse con el dinero de sus víctimas.
La "rubia" con las tarjetas
robadas se dedicaba a recorrer los centros comerciales y gastar todo lo
que podía, confundiendo a los empleados con sus buenos modales y
presencia agradable para evitar las sospechas.
Según Alves, el objetivo de la
impostora era cambiar "la percepción de lo que estaba ocurriendo, con el
uso de la tarjeta de crédito y la identidad de otra persona", que solía
parecerse a ella.
Las tiendas favoritas de la
banda eran sobre todo las de artículos electrónicos, precisó el agente,
pero también compraban en establecimientos de ropa de marca y sacaban
todo el dinero que podían de los cajeros automáticos.
Alves cree que la banda tenía un
nivel de organización importante, incluso para dividir al equipo de
secuestros del de compras, de modo que fueran más difíciles de
identificar por las víctimas una vez liberadas. "El detalle es
evidentemente la inteligencia, la estrategia que fue empleada para
actuar", dijo.
Se estima que la banda lleva
tres años de actividad, aunque al principio comenzó con asaltos en
edificios y, al cabo de un tiempo, se dedicaron al secuestro de por lo
menos medio centenar de personas.
Alves aclara que el número de
víctimas sigue creciendo con la difusión que el caso ha tenido en la
prensa brasileña en estos días, que hizo aparecer a nuevas denunciantes.
Debido a esto, la Policía cree que finalmente ha comenzado a
desarticular a la banda.
El jueves fueron arrestados como
sospechosos de pertenecer a la agrupación una mujer (la única morena
que se cree que lo integraba) y un hombre (se estima que su función era
asegurar los secuestros y conducir el vehículo). Previamente había sido
detenida otra mujer (una rubia), que negaba estar vinculada a la banda.
Sin embargo, Alves cree que "el
grupo es mayor" a medida que las investigaciones continúan, y están en
la búsqueda de por lo menos otras cuatro "rubias" sospechosas de
pertenecer a la banda.
"Las propias mujeres son las
líderes", aseguró. "Es un grupo donde las mujeres tienen una posición
muy importante", añadió el policía.
Aún se indaga cuánto dinero
llegaron a gastar, pero el detective dice que fue "mucho" ya que solo en
un secuestro gastaron el equivalente a US$9 mil con la tarjeta de
crédito de una de sus víctimas.

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