Fue inaugurado en 1943, ocupando inicialmente una vieja casona colonial ubicada en la intersección de las calles San Martín y Sarmiento de esta ciudad (donde hoy funciona Culturarte).
En 1962 fue trasladado a su actual sede, una antigua y conocida mansión del casco céntrico, cuyos orígenes se remontan a la segunda mitad del siglo XVIII. Esta casa tenía y tiene tanta importancia para la historia de los jujeños que fue declarada Monumento Histórico Nacional en 1941, al conmemorarse el primer centenario de la muerte del General Juan Galo Lavalle.
El General Lavalle comandó, junto a otros jefes militares, la oposición armada que hizo frente al régimen Rosista durante las Guerras Civiles que tuvieron lugar en esa sangrienta etapa de nuestra historia. Luego de diversas campañas, maniobras, triunfos y derrotas, el 9 de octubre de 1841 fue asesinado en esta casa por una partida federal, poco después de ser derrotado en la batalla de Famaillá.
Sala Colonial
Se pueden apreciar variados testimonios del dominio español en la región. Una serie de textos refleja claramente el gran protagonismo de nuestro territorio. Encontramos diversos objetos que nos ilustran sobre aspectos religiosos, comunidades aborígenes e instituciones.
Sala Independencia
Para liberarse de su situación colonial, los países americanos sostuvieron un prolongado y devastador conflicto con España.
La lucha presentó diferentes características según las regiones, la intervención de distintos grupos étnicos y el protagonismo de las elites urbanas, que con frecuencia se enfrentaron pues se enrolaban para uno u otro bando.
Sala del Éxodo Jujeño
En esta sala se evoca el éxodo ordenado por el General Manuel Belgrano en 1812. Fue el primero y más conocido de una serie de evacuaciones civiles que respondían a las frecuentes invasiones realistas desde el Alto Perú. Constituye una muestra de los duros y heroicos renunciamientos protagonizados por el pueblo jujeño durante las Guerras de Independencia. El sacrificio no fue en vano, ya que poco tiempo después Belgrano obtenía los triunfos de Tucumán (1812) y Salta (1813).
“ ... las provincias de Salta y Jujuy, han sido el sangriento teatro de una guerra desoladora; el campo de gloria donde han sido batidas, contenidas y escarmentadas de diversos modos las huestes enemigas... mientras las demás provincias...podían respirar siquiera de las fatigas de la guerra y preservarse y reparar en parte sus ruinas, ella se mantenía constantemente con las armas en la mano, peleando unas veces, persiguiendo otras al enemigo, y siempre expuesta a nuevas y más obstinadas invasiones”.
Reflexiones del Dr. Teodoro Sánchez de Bustamante.
Diputado por Jujuy al Congreso de Tucumán en 1816.
En este espacio se rescata la organización institucional a partir de la autonomía provincial, el desarrollo de la comunidad a través de la educación y la integración de la provincia a partir del desarrollo económico. Asimismo, aborda la modernización de sus comunicaciones con la llegada del ferrocarril, la construcción de edificios públicos y el crecimiento urbano. Se pueden apreciar una serie de retratos de los gobernadores desde 1834 hasta 1943, junto a algunas de sus pertenencias.
Sala de arte religioso y colonial
En Jujuy las órdenes más importantes y numerosas fueron los jesuitas, mercedarios y especialmente los franciscanos. Estos religiosos solían servir en destinos que con frecuencia evitaban otros clérigos: capellanías de frontera o misiones indígenas. A lo largo de los siglos XVII y XVIII se construyó una cadena de fuertes-misiones a cargo de los clérigos ordenados, que iba bordeando el espacio chaqueño desde Santiago del Estero hasta el Alto Perú. A pesar de los sacrificios, los resultados, tanto defensivos como de adoctrinamiento, fueron escasos.
En esta sala se representa, a través de un altar doméstico, la religiosidad y el sincretismo en las creencias locales. Refleja, además, la influencia en la vida colonial de órdenes religiosas y cofradías, así como diversos objetos pictóricos y escultóricos que dan muestra del denominado arte mestizo andino.
Sala de vestidos siglo XIX
La vestimenta ha sido en todos los tiempos símbolo de status y diferenciación social. La posesión de determinadas prendas, junto a objetos, viviendas, etc., han sido la “marca” exterior de prestigio en la sociedad. Los grupos sociales acomodados pueden dejar vestimentas en buen estado, en especial aquellas que se usan una vez en la vida, como el bautismo, comunión, casamiento u otro evento social de importancia. En la segunda mitad del siglo XIX la moda se hizo negocio y se estandarizó.
Se la promovía con publicidad, revistas y catálogos para la venta a distancia. Por el contrario, los más humildes estaban ajenos a estas influencias y usaban sus vestiduras hasta gastarlas totalmente. En una provincia con gran diversidad etnográfica como Jujuy, convivían las rústicas prendas de los campesinos andinos, las “pilchas” criollas, las elementales vestimentas de los indígenas que trabajaban en los ingenios, junto con los atuendos que reflejaban las tendencias burguesas de los sectores urbanos, que intentaban no quedarse atrás respecto de lo que se usaba en las grandes ciudades.
En esta sala se rescatan, mediante fotografías, vestidos, objetos y muebles de los siglos XIX y XX, las costumbres sociales y detalles de la vida cotidiana como las tertulias, el matrimonio, el bautismo y la viudez.
Sala de las guerras civiles
Aquí podemos encontrar diversos testimonios de la lucha entre unitarios y federales, extenso período que estuvo caracterizado por la ausencia de un gobierno nacional y el desarrollo de las autonomías provinciales. La figura central en esta sala es el General Juan Galo Lavalle, que lideró la oposición al gobierno de Rosas y que murió circunstancialmente en esta casa el 09 de octubre de 1841.
No hay comentarios:
Publicar un comentario