La lidia judicial entre el Frente para la Victoria y la UDESO por imponer la fecha de la elección municipal en la capital de la provincia, es el hecho que marcó el proceso electoral ya encaminado hacia su tramo final.
La campaña electoral en Jujuy transita su última etapa. Finalmente y tras una larga y desgastante puja judicial, el intendente de la ciudad de San Salvador de Jujuy no se elegirá el 23 de octubre junto a presidente, gobernador y legisladores, sino el 20 de noviembre.
El diferendo PJ-UCR, de algún modo, atravesó todo el proceso y le impuso una impronta atípica al punto de ofrecer el extraño espectáculo de un candidato a gobernador como Eduardo Fellner poniéndose al hombro la campaña de un subalterno, Pedro Segura, quien tendrá que seguir solo en la carrera, sin los vientos a favor de Cristina.
Así, se asiste a una suerte de “municipalización” del discurso y del eje de la propaganda electoral, fenómeno que estuvo influido fuertemente por la ausencia de debate en torno a la cuestión nacional. Después de la contundente victoria de la presidenta en las primarias de agosto y de la gran derrota de la oposición, en Jujuy parece que a pocos les quedaron ganas de discutir el modelo K, salvo a la izquierda que dio pelea toda vez que tuvo un espacio.
El otro hecho de la campaña fue la puja por la utilización de la imagen de la mandataria entre el Frente para la Victoria y el Frente Primero Jujuy, que finalmente no podrá llevar el voto K ni tampoco usar el rejuvenecido rostro de la jefa de la Casa Rosada.
Dicen que Eduardo Fellner se opuso terminantemente a compartir a Cristina con los disidentes a su conducción y ella no pudo sino apoyarlo, después de haberlo invitado cortésmente a regresar a Jujuy. Carolina Moisés, la candidata a gobernadora del Frente Primero Jujuy, se mostró igual en sus afiches junto a la presidenta planteando que “Jujuy puede estar mejor”.
Si se la compara con la elección del 2007, se puede afirmar que esta campaña ha sido dentro de todo bastante tranquila en toda la provincia, a excepción de Libertador General San Martín, donde andan los diablos sueltos, a pesar de las manifestaciones en contra del uso de agravios que formuló el jefe del PJ.
El más cascoteado resultó el intendente Ale, quien está pagando un alto precio por abrirse de su ex mentor, el diputado nacional Marcelo Llanos. No solo le preparan un juicio político por supuestas negociaciones con una empresa que no estaría inscripta en la AFIP sino que el fellnerismo y el rivarolismo le pusieron un adversario, Roberto Maizel, director del hospital, provisto de un fuerte aparato de prensa manejado por expertos porteños que no le han dado un minuto de descanso al intendente.
Todo lo nuevo que no tienen las listas de los frentes más grandes, lo tendrá el 23 de octubre el tamaño y formato del voto. De casi un metro de longitud, ya que después de no pocas vacilaciones la Justicia Electoral Federal decidió que las boletas tengan un cuerpo por cada categoría, ¿cómo harán los electores para colocar semejante sábana de papel en un sobre? Nadie tiene la respuesta. El tamaño de las boletas ya había sido un dolor de cabeza para los partidos, pues tuvieron que encargar las impresiones en otras provincias ante la imposibilidad técnica de hacerlo en las imprentas de Jujuy.
Para aumento de la suciedad en la que viven muchos pueblos jujeños, la campaña mostró por parte de todos los contendientes un monstruoso consumo de papel en afiches, folletos y volantes que hoy tapizan paredes, puentes y toda superficie pública susceptible de ser arruinada. Ayer, la capital de Jujuy amaneció cubierta de afiches con el rostro de Cristina y Fellner presidiendo el logotipo de la organización barrial Tupac Amaru.
No hubo actos masivos, en cambio se apeló a las caravanas que permitieron a los candidatos saludar al pueblo desde arriba de altos vehículos y hacerse ver pero siempre a una distancia prudencial, lejos de esas exteriorizaciones de afecto a las que son tan apegados los ciudadanos en apuros económicos.
No faltaron los abrazos oportunistas y las caras puestas para el ósculo popular, en un indudable testimonio de que pasan los años pero ni los candidatos ni sus prácticas tienen algo nuevo para mostrar.
La campaña electoral en Jujuy transita su última etapa. Finalmente y tras una larga y desgastante puja judicial, el intendente de la ciudad de San Salvador de Jujuy no se elegirá el 23 de octubre junto a presidente, gobernador y legisladores, sino el 20 de noviembre.
El diferendo PJ-UCR, de algún modo, atravesó todo el proceso y le impuso una impronta atípica al punto de ofrecer el extraño espectáculo de un candidato a gobernador como Eduardo Fellner poniéndose al hombro la campaña de un subalterno, Pedro Segura, quien tendrá que seguir solo en la carrera, sin los vientos a favor de Cristina.
Así, se asiste a una suerte de “municipalización” del discurso y del eje de la propaganda electoral, fenómeno que estuvo influido fuertemente por la ausencia de debate en torno a la cuestión nacional. Después de la contundente victoria de la presidenta en las primarias de agosto y de la gran derrota de la oposición, en Jujuy parece que a pocos les quedaron ganas de discutir el modelo K, salvo a la izquierda que dio pelea toda vez que tuvo un espacio.
El otro hecho de la campaña fue la puja por la utilización de la imagen de la mandataria entre el Frente para la Victoria y el Frente Primero Jujuy, que finalmente no podrá llevar el voto K ni tampoco usar el rejuvenecido rostro de la jefa de la Casa Rosada.
Dicen que Eduardo Fellner se opuso terminantemente a compartir a Cristina con los disidentes a su conducción y ella no pudo sino apoyarlo, después de haberlo invitado cortésmente a regresar a Jujuy. Carolina Moisés, la candidata a gobernadora del Frente Primero Jujuy, se mostró igual en sus afiches junto a la presidenta planteando que “Jujuy puede estar mejor”.
Si se la compara con la elección del 2007, se puede afirmar que esta campaña ha sido dentro de todo bastante tranquila en toda la provincia, a excepción de Libertador General San Martín, donde andan los diablos sueltos, a pesar de las manifestaciones en contra del uso de agravios que formuló el jefe del PJ.
El más cascoteado resultó el intendente Ale, quien está pagando un alto precio por abrirse de su ex mentor, el diputado nacional Marcelo Llanos. No solo le preparan un juicio político por supuestas negociaciones con una empresa que no estaría inscripta en la AFIP sino que el fellnerismo y el rivarolismo le pusieron un adversario, Roberto Maizel, director del hospital, provisto de un fuerte aparato de prensa manejado por expertos porteños que no le han dado un minuto de descanso al intendente.
Todo lo nuevo que no tienen las listas de los frentes más grandes, lo tendrá el 23 de octubre el tamaño y formato del voto. De casi un metro de longitud, ya que después de no pocas vacilaciones la Justicia Electoral Federal decidió que las boletas tengan un cuerpo por cada categoría, ¿cómo harán los electores para colocar semejante sábana de papel en un sobre? Nadie tiene la respuesta. El tamaño de las boletas ya había sido un dolor de cabeza para los partidos, pues tuvieron que encargar las impresiones en otras provincias ante la imposibilidad técnica de hacerlo en las imprentas de Jujuy.
Para aumento de la suciedad en la que viven muchos pueblos jujeños, la campaña mostró por parte de todos los contendientes un monstruoso consumo de papel en afiches, folletos y volantes que hoy tapizan paredes, puentes y toda superficie pública susceptible de ser arruinada. Ayer, la capital de Jujuy amaneció cubierta de afiches con el rostro de Cristina y Fellner presidiendo el logotipo de la organización barrial Tupac Amaru.
No hubo actos masivos, en cambio se apeló a las caravanas que permitieron a los candidatos saludar al pueblo desde arriba de altos vehículos y hacerse ver pero siempre a una distancia prudencial, lejos de esas exteriorizaciones de afecto a las que son tan apegados los ciudadanos en apuros económicos.
No faltaron los abrazos oportunistas y las caras puestas para el ósculo popular, en un indudable testimonio de que pasan los años pero ni los candidatos ni sus prácticas tienen algo nuevo para mostrar.
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