Injusta derrota de Gimnasia en Córdoba

JUJUY
Con una gran actuación de su arquero, Julio Chiarini, y con un tanto de su goleador, Paulo Dybala, Instituto venció 1-0 a Gimnasia de Jujuy, en un partido complicadísimo. La Gloria quedó puntero en el inicio de la fecha. El partido se jugó en cancha de Instituto y Gimnasia mereció por lo menos traerse un empate por lo que hizo, principalmente en el primer tiempo.


Gimnasia no mereció perder el partido, mas teniendo en cuenta lo que hizo en el primer tiempo. Pero el no poder concretar en las oportunidades que tuvo hizo volverse de la "docta" con las manos vacias.

También hubo algunos errores en el arbitraje, como aquella situación en que una mano en el área grande de un defensor de la "gloria" no fue cobrado por referí del partido, y que sí dió penal cuando la mano fue del jugador "lobo" y que le permitió al local ponerse en ventaja y que a la larga le significó los tres puntos.

En los grandes equipos, a la hora de las ponderaciones individuales, por lo general a los honores se los llevan los jugadores talentosos, desequilibrantes, los que, en definitiva, hacen delirar a los hinchas en ese momento mágico cuando el balón se encuentra con la red y todos gritan gol.

Instituto tiene de esos y hoy puede disfrutar de mirar a todos desde arriba en la Primera B Nacional –hoy puede ser superado por River–, pero también necesita de los encargados de evitarlos y de muchos héroes silenciosos. Y en ese ítem, ayer se anotan las figuras de Instituto, en el triunfo por 1-0 sobre Gimnasia y Esgrima de Jujuy.

En la seguridad de Julio Chiarini, la Gloria encontró la tranquilidad para construir una victoria en un partido que nació, transitó y terminó con complicaciones.

El de Oliva le puso un candado al arco albirrojo. Le evitó el gol a Enrique Triverio al taparle dos mano a mano en el inicio del partido, descolgó cada centro con seguridad y hasta voló para sacarle un tremendo remate a Jorge Luna. Y viene tan dulce Chiarini, que cuando parecía vencido, encontró un aliado en su palo izquierdo, que devolvió el potente cabezazo de Víctor Soto.

Así, ese comodín que es Ezequiel Videla terminó como un defensor más y, como es su costumbre, cumpliendo con creces su trabajo. El de Cosquín se luce cuando tiene que llevar el equipo hacia adelante, cuando se tiene que arremangar para recuperar y, como ayer, cuando tuvo que dar una mano atrás.

Todo ese despliegue y sacrificio general, que también cuenta con el ida y vuelta de Gagliardi y Canever y que nace en la presión de los delanteros, con Nicolás López Macri como un incansable perro de presa, ve sus frutos en que Instituto pudo conservar su valla invicta por octava vez en 12 fechas.

Y para ganarlo, Instituto contó con la cuota goleadora de Paulo Dybala. El chico de 17 años no hizo un gol de tiro libre, como había imaginado en la previa, pero sí lo hizo de penal. Ejecutó con una frialdad inusual para alguien de su edad. La misma cabeza fría que le permite abstraerse de los millones que se suman y se restan en torno a él.

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